"Confesemos que nos hacía falta esa voz para hincarnos de rodillas en los bosques a escuchar el canto de los ruiseñores."
Perteneciente al Cap. IV.: "Intermedio"
"... Como en su cante jondo, Sevilla tiene calles llenas de duendes y falsetas... Pues igual en sus jardines íntimos, en los jardinillos. No le busquéis grandes geometrías, trazos ni pesadumbres arquitectónicas: un rincón de tierra con sol, un chorro de agua, un arriate lleno de humildad. Paz, silencio y arriba, sobre la tapia blanca, el cielo. ¡La vida está muy lejos!"
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