jueves, 5 de enero de 2012

LOS PAJES DE BALTASAR

Hoy es noche de ilusión, es noche de fervor para los más pequeños. La ciudad se desperezó al son de los preparativos de una cabalgata que da el pistoletazo de salida a lo que, a buen seguro, será un año de apreturas de cinturón y facilidad de palabra.

Hoy vienen los magos, procedentes de oriente, vienen con toda la cohorte. Vienen, sus majestades, con todos los presentes, ayudados por sus pajes. Hoy, tras la cabalgata triunfal, quedarán apagadas las luces que han decorado la ciudad en estas fechas. No hará más falta una bombilla o un led, tan solo con las sonrisas de la gente, con la ilusión de los más pequeños, quedará iluminada la villa.

Se da una curiosa circunstancia en la cabalgata cada año, y muy pocos logramos darnos cuenta. Los pajes de Baltasar no van delante, van detrás, empujando al viejo camello que no quiere caminar. Van empujando al cuadrúpedo porque no quieren escoltar al rey moreno, porque quieren sostener las escrituras que le leerán al rey de los cielos con un sol de justicia en el puente el Lunes Santo; o quieren amarrarlo en la torre pretoria de la calzá el Martes Santo. Los pajes de Baltasar no quieren ser prólogo, quieren ser juez y parte, por eso no van delante. Los pajes de Baltasar visten capirotes espigaos de color negro enlutao todos los días de la Semana Mayor. Los pajes de Baltasar no van delante, van detrás, empujando, con la primera cruz de guía al pesao del camello de Baltasar. Van todos cansados, pero aún así van cantando:

"De Belén a Sevilla
yo vengo empujando,
y los pasos que quiero,
vengo anhelando,
y tanta moñiga recogí,
que antes de llegar a Sevilla,
la leña ya la aprendí."

¡ YA ESTÁ AQUÍ LA LEÑA !


Fotografía: Daniel Figueras

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