jueves, 11 de octubre de 2012

LA MÁQUINA DE LA ESPERANZA

Coraje en la levantá. Pulsos palpitantes que se aferran a la misma vida como si de una trabajadera se tratase. La chicotá es larga y nadie negó que no fuese a ser dura. Ahora más que nunca resuenan los ecos de tu pasado, y es lo que te alienta a agarrarte a la trabajadera y a subir poco a poco hasta igualar los dos costeros y poder tener la fuerza necesaria para aguantar los kilos, cuando vengamos de "recogía".

Ahora es cuando no hay que desfallecer, y aquí tienes cuadrilla para rato, para aliviarte las manos que haga falta. Tú ya aguantaste demasiadas cargas, ahora le toca a tu cuadrilla. Agárrate fuerte a la madera, vamos a aguantar la pelea.

Aunque tu cama tenga cuatro esquinas, son tres los ángeles que te la guardan. Cada uno con su sonrisa. Y la esquina que sobra no es más que para él. El que te aprieta la mano cuando vienen más kilos, el que se pone de puntillas en los baches para que no los notes ni un ápice. Cuatro esquinas bien guardadas, con ángeles del cielo, que están a tu lado, de tu mano, para que te aferres a la vida, como lo haces a la trabajadera.

Y si en la cama hay cuatro ángeles, también hay tres máquinas que trabajan a destajo, tirando de tí como una lancha motora, para que no falte de nada. Una es la máquina del Amor, el rostro de lo que llevas encima, tu Madre. ¿Qué sería del oficio costalero sin el Amor a, y de, una Madre? Otra máquina es la de la Paz. Esa máquina la dirige la persona que, seguramente, haya disfrutado más contigo en los momentos felices, y sufrido en los momentos no tan felices. Una persona que pone Paz, y en ese remanso se trabaja mejor, ya lo sabes tú. Si estamos nerviosos, no somos tan eficientes en la pelea, y los kilos nos pueden llegar a poder. La Paz fraternal es tan difícil de igualar... La última, y no menos importante, es la máquina de la Luz. Porque tiene que haber Luz al final del túnel. Porque son tantos los secretos guardados, y tantas las confesiones olvidadas, que siempre gusta recordárlas de vez en cuando. La Luz de una niña que se ve reflejado en tu legado femenino. Coqueta, como ella sola, y marisabidilla como la que más. Esa niña que entraba en la habitación y había de ponerse las manos detrás para no liar nada. Más que una sobrina, una hermana pequeña. Amor, Paz y Luz. Una trinidad, que puede sacarte adelante, que puede tirar de ti, que necesita de ti. Que necesita tu máquina para completar el equipo de Leones que formáis. Sólo tú, sabes la fecha en la que el rugido será más fuerte que nunca. En la que a las máquinas de Amor, Paz y Luz, se les una tu máquina, la de la Esperanza. Porque todos debemos aprender de ti, de tu fuerza, de la Esperanza con la que te agarras a la vida. Porque hoy es siempre todavía, que dijera el poeta. La Esperanza te pertenece a ti, le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose. Danos tú Esperanza. Vamos a poner tu mundo a funcionar, sólo nos falta tu máquina.

Hay que agarrarse fuerte al trabajo, que la chicotá es larga. Duro con ella Valiente mi gente buena de verdad.

"La Esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte."
(Friedrich Nietzsche)

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