jueves, 2 de febrero de 2012

EL QUE ESPERA HACERLA FELIZ

Nunca te conocí, pero te siento cerca. Te siento cerca, muy cerca, en los ojos de tu hermana, en el ímpetu y la ilusión de tu hermano. Nunca te conocí, pero te siento cerca. La grandeza de tu forma de ser y tu inteligencia es como te concibo, porque así me lo han enseñado.

La mayoría de edad este fin de semana te habría llegado pero, quiero que sepas que a tu familia le ha llegado la madurez de saber encajar la dureza de tu marcha. Saben también que Dios tenía mejores planes para ti, que quedarte a comprobar como la sociedad es cada vez más egoísta y el ser humano se degenera día a día. Hay veces que me da vergüenza de ser un hombre.

Nunca te conocí, pero te siento cerca. En los gestos involuntarios, en las sonrisas de soslayos, en la seriedad en el gesto, en el tequieromirarperonotemiro porque noquieroquetedescuentadequeteestoymirando. Nunca te conocí, pero te siento cerca.

Allá donde estés, estate tranquilo, no te prometo cuidar de tu familia, pero si sobreproteger a tu hermana, y a través de ella intentar que la vida de los tuyos sea un bálsamo de tranquilidad. Ten la tranquilidad de que aquí estoy para lo que quieras. Y te conoceré por tus ruegos, como ya comentamos cuando hablamos ayer en San Pedro.

Nunca te conocí, pero te voy conociendo... Eres tú, sí, eres tú, creo que estás con ellos, y si me lo permites, con nosotros. Estás con ellos, en el día a día. Cada uno se quedó un pedacito de ti, y ahora eres tú la bomba, la fuerza motora que mueve sus corazones... y ¡cuánto me alegro de que sigas con ellos!, porque los hace ser más firmes que nunca en el devenir de sus caminos...

Me asombra la entereza, que les has logrado inculcar. No obstante, la procesión se lleva por dentro, que de eso tu bien sabes. Gracias por hablar conmigo y confiar en mí. Yo haré todo lo que tenga en mi mano para que tarden lo más posible en subir allí arriba, contigo.

Ahora que ya te conozco, puedo confesarte que quiero ayudar a tu sangre, a la hermana que te quiere, a hacerle más fácil el camino de su vida, y, agarrado de su mano, tenga la confianza que tiene que tener en ella misma para mostrarle al mundo la grandeza de su persona, esa de la que tú y yo hemos hablado muchas veces.

Gracias por todo, y sobre todo, por confiar en mi para esta misión.

Sinceramente tuyo, 

El que espera hacerla feliz.

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