Hay días que están marcados en el calendario y que parece poner que tienes que ser feliz por ser el día del que se trata. El día de tu primera comunión es uno de ellos. Guardo muy buenos recuerdos de mi primera comunión, ayer me vinieron muchos de ellos a mi mente. Ayer fui/me hicieron muy feliz, y no por imperativo legal de un día marcado en el calendario desde varias hojas atrás, si no por el ambiente de amabilidad que se respiraba.
El príncipe marinero que recibió ayer a Cristo por primera vez, es una de esas personas única y distinta, pero que siempre hace falta en tu vida. Con 9 años, sí, pero que hace falta. Hace falta porque es la alegría de la casa, porque su pasión es su afición, y su afición es su pasión. Hace falta porque es un corazón sin caparazón, aunque con la inocencia de la edad (que seguro que será perenne en el tiempo). Hace falta la impericia de lo que está por venir, precisamente porque no ha venido. Hace falta la ilusión de un novillero a las puertas de su primera portátil, porque el debut ha llegado. Hace falta vivir con pasión y disfrutar de la afición, sin perder de vista los valores, la familia y los amigos.
Todo esto que hace falta, el principito no lo echa en falta, pero tampoco es consciente de que lo tiene. El ímpetu de la verdad sobre la verdad, porque no hay más verdad que la que dicta su corazón. Una vida por delante en la que vivir experiencias únicas, por vivirlas como las primeras aunque sean las últimas, haciendo de lo efímero, perenne.
Necesitaba ponerme delante de la cámara (y no detrás) para que quedarán indelebles nuestras sonrisas. Fuiste feliz, y nos hiciste feliz. Me recordaste a mí. Sigue así, principe marinero. Lo único que no te perdonaré nunca es que seas madridista y que te vistieses de escolta trianera para este día tan señalado. Que nunca nos falte la Esperanza.
Fotografía: Miguel del Hoyo
1 comentario:
Ya sabes que yo tampoco soy muy trianero, pero tampoco se va a poner el chico una coraza y un casco con plumas macarenas para hacer la comunión jajaja.
Enhorabuena al "príncipe marinero" por su primera comunión, que aunque es muy pequeño en edad y estatura, tiene una madurez y un saber estar que muchos querrían.
Un abrazo!
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