viernes, 31 de julio de 2009
miércoles, 29 de julio de 2009
CUADERNO DE BITÁCORA BERLINÉS - DÍA 2 (III)



Fotografías: Ernesto Naranjo / Santiago Dorado
martes, 28 de julio de 2009
CUADERNO DE BITÁCORA BERLINÉS - DÍA 1 (II)



lunes, 27 de julio de 2009
CUADERNO DE BITÁCORA BERLINÉS - DÍA 1 (I)


Desde esta céntrica plaza llegamos al hostel, que está en la parada de "Landsberger Alle". Después de tomar posesión y acomodarnos en nuestra habitación, comimos en el Burger King que tenemos enfrente. Tomamos contacto por primera vez con la civilización alemana mediante el idioma inglés que tan bien dominamos gracias a las enseñanzas de Nieves y Rosario de la Peña, vamos, que cuando tienes hambre haces lo que sea para que te entiendan. Luego de echarnos una cosa tan española como la siesta fuimos a Alexanderplatz, y nos bebimos un batido de Starbucks sentados en el césped.

Fotografías: Ernesto Naranjo
lunes, 20 de julio de 2009
domingo, 19 de julio de 2009
SEGUIR LA TRADICIÓN
"Todos los días le doy gracias al señor por mis tres hijos, porque van a seguir los pasos de su bisabuelo, de su abuelo y los míos propios.
Para mí es una satisfacción de la que me acuerdo todas las noches..."
Para mí es una satisfacción de la que me acuerdo todas las noches..."
Rafael Ariza Sánchez
lunes, 13 de julio de 2009
LOS PEONES (II)
Guillermo Barbero (i) y Álvaro Montes (d)
Guillermo, sigue a las órdenes de Miguel Ángel Perera, mientras que Álvaro Montes esta toreando en la cuadrilla de "El Juli" en esta temporada 2009. La foto la realicé el pasado año en la corrida de feria de Almagro, actuando bajo las órdenes del de La Puebla del Prior.
Guillermo, sigue a las órdenes de Miguel Ángel Perera, mientras que Álvaro Montes esta toreando en la cuadrilla de "El Juli" en esta temporada 2009. La foto la realicé el pasado año en la corrida de feria de Almagro, actuando bajo las órdenes del de La Puebla del Prior.

LOS PEONES (I)
viernes, 10 de julio de 2009
miércoles, 8 de julio de 2009
martes, 7 de julio de 2009
"TOMASISMO"

Lamento no compartir el entusiasmo «tomasista» de mi periódico, que dedica la portada, el «punto de mira», el editorial, y cuatro páginas completas de «primera plana» a la actuación del torero de Galapagar en la plaza Monumental de Barcelona, en la que toreó seis toros, seis, de Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río y El Pilar. Me considero un viejo entusiasta del toreo de José Tomás, pero lejano al histerismo. Y agradezco, como español y aficionado, los gestos que ha protagonizado José Tomás en Barcelona, en donde las corridas de toros han sido amenazadas con la prohibición por parte de los nacionalistas y algunos socialistas. José Tomás ha demostrado en numerosas ocasiones que es un torero fuera de serie y un excepcional asesor de su propia imagen. Siempre su arte sobrevolando lo demás, pero también hay que centrarse en lo demás, que es bastante.
La Monumental de Barcelona es una bellísima plaza, pero escrito sea con sinceridad, con muy poco peso en el mundo de la tauromaquia. Había toreado Belmonte en Córdoba la misma tarde que «Joselito» en Barcelona. Le dieron el parte a Juan. «José ha cortado dos orejas en Barcelona»; Belmonte endureció el gesto: «Pues lo siento por José». El público de Barcelona es heroico, aficionado y alegre, pero excesivamente generoso para escapar de su soledad. Cinco orejas a José Tomás. Leo las críticas de los más «tomasistas» y coinciden en la extralimitación del premio. Gestos como el de José Tomás son necesarios e imprescindibles para que la Fiesta se nutra de nuevos aficionados. Pero hay que elegir mejor los sitios para los gestos. Las ganaderías para los gestos y los públicos para los gestos. No sólo en la antipática Plaza de las Ventas de Madrid le habrían devuelto a los corrales a la mitad de sus toros barceloneses. También en Bilbao, e incluso en Sevilla, que en la última Feria ha tragado con toros de infantil presencia. El valor de encerrarse con seis toros en Barcelona es político, y no sólo lo aplaudo, sino que lo ovaciono, me quito el sombrero y se lo lanzo al ruedo al maestro con emoción y gratitud. Otra cosa es el aspecto taurino. De todas partes de España viajaron a Barcelona centenares de aficionados. La reventa se forró. Ambiente indescriptible. Todo bueno para la Fiesta. Pero un público viajero siempre está predispuesto a amortizar la ilusión del viaje. Y el que viaja para ver torear a José Tomás, acaricia su pañuelo blanco con anterioridad al paseíllo.
Reto político a los intolerantes e ignorantes dirigentes nacionalistas, tan valiente como necesario. Reto taurino, menos. José Tomás ya no torea lo que le sueltan, sino lo que elige. Se forjó haciendo arte supremo con toros de las más complicadas ganaderías, que hoy no quiere ver ni en pintura. Es un maestro diferente y prodigioso, pero se ha acomodado. Antonio Ordóñez, bien cumplidos los cuarenta años, reapareció en Madrid con una corrida del Conde de la Corte. La importancia taurina –y siento escribirlo–, no está en Barcelona. Enciérrese José Tomás en Madrid, o en Bilbao o en Sevilla con seis toros indudables, y veremos qué pasa. Lo de Barcelona, perfecto como gesto cívico. Lo demás, una generosa cosecha de «tomasismo», esnobismo e histerismo colectivos.
Artículo: Alfonso Ussía, para La Razón
Fotografía: Faricle
La Monumental de Barcelona es una bellísima plaza, pero escrito sea con sinceridad, con muy poco peso en el mundo de la tauromaquia. Había toreado Belmonte en Córdoba la misma tarde que «Joselito» en Barcelona. Le dieron el parte a Juan. «José ha cortado dos orejas en Barcelona»; Belmonte endureció el gesto: «Pues lo siento por José». El público de Barcelona es heroico, aficionado y alegre, pero excesivamente generoso para escapar de su soledad. Cinco orejas a José Tomás. Leo las críticas de los más «tomasistas» y coinciden en la extralimitación del premio. Gestos como el de José Tomás son necesarios e imprescindibles para que la Fiesta se nutra de nuevos aficionados. Pero hay que elegir mejor los sitios para los gestos. Las ganaderías para los gestos y los públicos para los gestos. No sólo en la antipática Plaza de las Ventas de Madrid le habrían devuelto a los corrales a la mitad de sus toros barceloneses. También en Bilbao, e incluso en Sevilla, que en la última Feria ha tragado con toros de infantil presencia. El valor de encerrarse con seis toros en Barcelona es político, y no sólo lo aplaudo, sino que lo ovaciono, me quito el sombrero y se lo lanzo al ruedo al maestro con emoción y gratitud. Otra cosa es el aspecto taurino. De todas partes de España viajaron a Barcelona centenares de aficionados. La reventa se forró. Ambiente indescriptible. Todo bueno para la Fiesta. Pero un público viajero siempre está predispuesto a amortizar la ilusión del viaje. Y el que viaja para ver torear a José Tomás, acaricia su pañuelo blanco con anterioridad al paseíllo.
Reto político a los intolerantes e ignorantes dirigentes nacionalistas, tan valiente como necesario. Reto taurino, menos. José Tomás ya no torea lo que le sueltan, sino lo que elige. Se forjó haciendo arte supremo con toros de las más complicadas ganaderías, que hoy no quiere ver ni en pintura. Es un maestro diferente y prodigioso, pero se ha acomodado. Antonio Ordóñez, bien cumplidos los cuarenta años, reapareció en Madrid con una corrida del Conde de la Corte. La importancia taurina –y siento escribirlo–, no está en Barcelona. Enciérrese José Tomás en Madrid, o en Bilbao o en Sevilla con seis toros indudables, y veremos qué pasa. Lo de Barcelona, perfecto como gesto cívico. Lo demás, una generosa cosecha de «tomasismo», esnobismo e histerismo colectivos.
Artículo: Alfonso Ussía, para La Razón
Fotografía: Faricle
Suscribirse a:
Entradas (Atom)