domingo, 28 de octubre de 2012

AGEUSIA

...a la más especial de las personas

O falta de gusto. Es lo que debe tener cualquier persona a la que no le guste esto.

domingo, 14 de octubre de 2012

...PERO NO CUENTES LAS ESPINAS

Cuenta las rosas, pero no cuentes las espinas, y verás que no es mentira. No se si el paso del tiempo lo ha contado mi segundero, o simplemente los pulsos que nos tomamos cuando nos acercamos. Un simple parpadeo, y tu mirada esquiva de cuando quieres decir tantas cosas y no hablas. Cuando no te das cuenta que a mi no se me habla con palabras, que con tan sólo una mirada he podido construir todo un bokéh de rosas. Con esa mirada de soslayo basta, para que el pulso se acelere, y no nos demos cuenta si quiera, que ya han pasado tantas medias lunas sobre nuestras cabezas que podríamos montar una patisserie. Porque la más grande de las estrellas empezó a menguar, cuando estaba creciendo nuestro amor. Pulsos inacabados, muchacha, que lo mismo se paran en una plaza, que se aceleran con una mirada. No sé quién ha contado del tiempo, o no sé si el tiempo mismo tiene cabida en esta historia. Efímero en tantas cosas, insignificante en nuestra memoria. El menos importante de todos los detalles.

Nuestro tiempo, se mide en detalles, en las gotas de rocío que se deslizan con el alba en un pétalo de rosa, y que estallan de júbilo al precipitarse sobre una espina. Cuenta las rosas, pero no cuentes las espinas. Quédate con las gotas juguetonas, en el tobogan de los sentidos, en pétalos que buscan refresco. Cuenta las rosas, pero no cuentes las espinas. Trayectoria frondosa, profunda, satisfactoria, que ha visto crecer 13 rosas. Hete aquí mi teoría. Comienza el crepúsculo de las espinas, y el alborear de las rosas. Nunca hubo rosas sin espinas, pero nosotros intentamos construirlas. Por eso, cuenta las rosas, pero no cuentes las espinas. Aquella noche el tacto de tu piel era tan suave, porque conseguimos dejar atrás las espinas, porque sin contar las espinas, construimos un imperio que solo tiene en cuenta pequeños detalles que hacen del mundo, un búcaro de rosas. Detalles que se miden en nuestros pulsos, nuestras miradas, los cuartos de luna, las medias lunas, y en rosas al alba, pero nunca en espinas que destruyen las ilusiones que gota a gota hemos deslizado sobre ese pétalo de rosa. Por eso, cuenta las rosas, pero no cuentes las espinas.

Y ahora aquí, en el alborear de las rosas, es cuando hay que darse cuenta de que la vida es sueño, de que el crepúsculo de las espinas comienza desde que nosotros dejamos de contarlas. Bastantes espinas hemos arrancado ya. Mejor es mantener las esp... los salientes del tallo de las rosas, y no contarlos nunca más. Toma mi mano, agárrala fuerte, y de la otra coge pétalos de rosa para ir construyendo nuestro mundo y que gire a base de cuarto y medio de luna para que nuestros pulsos se paren en cada mirada, y no importe más que las lágrimas de alegría que resbalan sobre tu suave tez, y que hacen ver que todo avanza como es debido, porque hay pétalos en el suelo, la luna en el cielo, las rosas en tu mano y amor en el aire. Así da gusto respirar. Por eso cuenta las rosas pero no cuentes las...

jueves, 11 de octubre de 2012

LA MÁQUINA DE LA ESPERANZA

Coraje en la levantá. Pulsos palpitantes que se aferran a la misma vida como si de una trabajadera se tratase. La chicotá es larga y nadie negó que no fuese a ser dura. Ahora más que nunca resuenan los ecos de tu pasado, y es lo que te alienta a agarrarte a la trabajadera y a subir poco a poco hasta igualar los dos costeros y poder tener la fuerza necesaria para aguantar los kilos, cuando vengamos de "recogía".

Ahora es cuando no hay que desfallecer, y aquí tienes cuadrilla para rato, para aliviarte las manos que haga falta. Tú ya aguantaste demasiadas cargas, ahora le toca a tu cuadrilla. Agárrate fuerte a la madera, vamos a aguantar la pelea.

Aunque tu cama tenga cuatro esquinas, son tres los ángeles que te la guardan. Cada uno con su sonrisa. Y la esquina que sobra no es más que para él. El que te aprieta la mano cuando vienen más kilos, el que se pone de puntillas en los baches para que no los notes ni un ápice. Cuatro esquinas bien guardadas, con ángeles del cielo, que están a tu lado, de tu mano, para que te aferres a la vida, como lo haces a la trabajadera.

Y si en la cama hay cuatro ángeles, también hay tres máquinas que trabajan a destajo, tirando de tí como una lancha motora, para que no falte de nada. Una es la máquina del Amor, el rostro de lo que llevas encima, tu Madre. ¿Qué sería del oficio costalero sin el Amor a, y de, una Madre? Otra máquina es la de la Paz. Esa máquina la dirige la persona que, seguramente, haya disfrutado más contigo en los momentos felices, y sufrido en los momentos no tan felices. Una persona que pone Paz, y en ese remanso se trabaja mejor, ya lo sabes tú. Si estamos nerviosos, no somos tan eficientes en la pelea, y los kilos nos pueden llegar a poder. La Paz fraternal es tan difícil de igualar... La última, y no menos importante, es la máquina de la Luz. Porque tiene que haber Luz al final del túnel. Porque son tantos los secretos guardados, y tantas las confesiones olvidadas, que siempre gusta recordárlas de vez en cuando. La Luz de una niña que se ve reflejado en tu legado femenino. Coqueta, como ella sola, y marisabidilla como la que más. Esa niña que entraba en la habitación y había de ponerse las manos detrás para no liar nada. Más que una sobrina, una hermana pequeña. Amor, Paz y Luz. Una trinidad, que puede sacarte adelante, que puede tirar de ti, que necesita de ti. Que necesita tu máquina para completar el equipo de Leones que formáis. Sólo tú, sabes la fecha en la que el rugido será más fuerte que nunca. En la que a las máquinas de Amor, Paz y Luz, se les una tu máquina, la de la Esperanza. Porque todos debemos aprender de ti, de tu fuerza, de la Esperanza con la que te agarras a la vida. Porque hoy es siempre todavía, que dijera el poeta. La Esperanza te pertenece a ti, le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose. Danos tú Esperanza. Vamos a poner tu mundo a funcionar, sólo nos falta tu máquina.

Hay que agarrarse fuerte al trabajo, que la chicotá es larga. Duro con ella Valiente mi gente buena de verdad.

"La Esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte."
(Friedrich Nietzsche)