lunes, 28 de noviembre de 2011

EL POEMA DE LOS VERSOS PROFUNDOS E INTERMINABLES

Déjame que te escriba los versos más bellos esta noche. Deja que te lleve conmigo al paraíso. Déjame que sueñe contigo. Deja que mi entraña se entreabra. Déjame que te sienta cerca como el aleteo de un mosquito en las pegajosas noche de verano. Déjame que te quiera. Pero no me dejes nunca.

Enséñame latín. Enséñame el brillo de tus ojos cuando me hablas de lo que te gusta. Enséñame la profundidad de tu herida. Enséñame como cicatriza. Enséñame como será nuestro futuro, y como disfrutamos del presente. Enséñame tantas cosas, porque tengo ganas de aprender, y no hay mejor manera que a tu lado. Sobre todas las cosas, enséñame como te gusta que te quiera, y como me quieres. Pero no me dejes nunca.

Del poema, los más dulces versos. Del plato, la más sabrosa cucharada. Del perfume, la última gota que resbala en el pañuelo que rodea mi cuello. Del masaje, la última caricia. Del amanecer, el primer rayo sobre el pajaro volantón que dibuja la aurora con el vaivén de sus alas. Esa eres tú. El futuro. Mi presente. Mi vida. Mi afición. Mi pasión. Mi poema.

Deja que te escriba los versos más profundos esta noche, para forjar nuestro poema para el resto de nuestros días. Cuando amanezca y veas la aurora, contigo estará mi alma. Y la tuya junto a mi. Nuestro poema es tan bonito que no acaba aquí, esta noche, perdurará escrito con tinta indeleble en los callejones de la memoria. Tu poema es mi vida, y rima con la tuya. Deja que te escriba los versos más dulces esta noche, para que los paladeemos durante todo nuestro camino. Déjame que te quiera. Pero no me dejes nunca.


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