Las vueltas que da la vida son cornadas sin pitones. Las vueltas para Aparicio son de color morado, como el sustitutivo del innombrable (para muchos) color de los agijones que ayer le fueron clavados cuando se iba de la plaza más importante del mundo.
Mostró su vergüenza torera cortando la coleta con la que toreaba cuando estaba, y cuando lo veía claro. Esta temporada ni estaba, ni lo veía claro. Pero esto, no es razón para que, cuatro descerebrados tiraran almohadillas al viento, que se clavaron como agijones en el alma de Julitoaparicio que, sin ninguna duda, es torera.
Los pitos de su primer día en el ciclo isidril, merecidos. La bronca en la desdepedia, merecida. Los pitos en sendas actuaciones en su segunda tarde en el coso venteño, ídem. El lanzamiento libre de almohadilla y la bronca al irse a pie, por el patio-cuadrilla sin coleta, y con vergüenza, injustificada.
Las broncas son toreras, de acuerdo. Como también es torera la vergüenza, ser un hombre y vestirse por los pies. Y esto es lo que hizo ayer Julitoaparicio, y que pocos aficionados con mucho carné y nombre y poco oficio supieron ver. No supieron valorar el cornalón de órdago en el que va cosido su vida, y recuerda todos los días cuando se afeita. Reapareció en la plaza, de sueños negros para él, dando la cara, pero sin estar, con cuerpo, pero sin alma.
Hace un par de años gozó de un buen momento que relanzó su carrera, junto a una buena gestión de sus (múltiples y efímeros) apoderados. Algo así le debió de decir a Enrique Ponce en la Feria de Ciudad Real de 2010. Eso ya pasó. Ayer dió la cara, por Madrid, por la afición, y se fue como se debe ir un torero, levantando pasiones. Y es que, hay que ver las vueltas que da la vida... y las de Julitoaparicio está claro que vienen mal dadas, porque son moradas.
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