Jueves Santo de luces y sombras. Todavía me queda mucho que aprender, todavía me queda mucho que batallar. Para ser la primera vez que me enfretaba sólo -quiero decir sin mi padre-, había 50 corazones obedientes y unos auxiliares de categoría, entre los que todos conseguimos pegarle un paseazo al Señor de la Caridad. Todavía quedan vicios que quitar y otros que cambiar, tanto en los legionarios del perchel, como en mí. Nunca es tarde, si la dicha es buena...
Fotografía: JaviCeci Fotógrafos
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