martes, 7 de junio de 2011

CINCODEJUNIODEDOSMILNUEVE. ESPLÁ Y LA GRANDEZA DEL TOREO FUNDAMENTAL


O lo que es lo mismo, el triunfo de lo sencillo y lo directo. Fuera de caer en toreo de recursos, puntillazos, trapazos y banderazos en los medios con el consabido pase cambiado por la espalda y provocar el ¡uy!, ó en el mejor de los casos el ¡ay!, del respetable. El torero alicantino pasa -o más bien dicho, pasaba- de eso. Cogía la muleta -la mía- y se ponía a torear de verdad, sin rodeos.

Y puedo estar dichoso, y puedo decirlo a boca llena, yo estuve en Las Ventas el 5 de Junio de 2009. Allí se congujaron los astros, y todo lo que estaba en contra (que no era poco) sopló a favor. El indomable viento que soplaba esa tarde amainó, agarrándose la rojigualda al mastil. El público que, no andaba muy contento con la desastrosa Feria de San Isidro precedente, supo reprimir su malafollá que, se convirtió en ansia. Ansia de ver torear a un torero al que no le cabe otro calificativo que lo defina mejor como es CLÁSICO. Esplá, antes había tenido tardes redondas en Las Ventas, la famosa del 2 de Junio del 82, la llamada "Corrida del Siglo", por ejemplo.

Ningún matador se espera lo que le pasó a Luis Francisco Esplá que, con anterioridad, anunció que esta, la del cincodejuniodedosmilnueve, sería la corrida que cerraría su paso por Madrid como torero en activo. No había visto nunca torear tan bien, tan despacio, tan profundo, tan cadencioso... Tardó en entrar en la muleta el enemigo que, por cierto, era de la ganadería de Victoriano del Río. Colaboró, por fin, y el alicantino lo vió claro. Vamos a hacer las cosas bien, debió pensar. Pierna adelantada. Citando de frente. Dando el pecho. Embebiendo la embestida. Trayéndolo de lejos. Llevándolo largo. Enroscado en la muleta. ¡Cadera nueva para ese hombre!

Lamento profundamente no tener más fotografías de esa tarde pero, por unas cosas ó por otras, acabé viendo la corrida en el palco de la Comunidad de Madrid, con grata compañía, con sus whiskises y demás viandas en las manos y, por desgracia, no soy mujer, no puedo hacer dos cosas a la vez. ¡Qué coño!, que a uno también le gusta disfrutar de una tarde de toros, de vez en cuando.

Muestra de lo caldeado que estaba el ambiente.

Fotografías: Ernesto Naranjo

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