miércoles, 31 de agosto de 2011

LAS 'COSAS' DE MORANTE


La mejor manera de calibrar 'las cosas' de Morante es pensar cuando se retire. ¿Quién las hará? Para la superproducción de naturales y derechazos siermpre tendremos mano de obra sobrante. La creación morantista, como hemos venido insistiendo en este blog, tritura esa concepción ortodoxa. Y entonces te gusta o no te gusta, te emocionas o no te emocionas, vibras o no. Pero la puesta en escena, de forma y por supuesto de fondo, ha prendido radical.

Morante no necesita unos ojos especiales de aficionado. Él sirve un menú distinto a cualquier otra carta. Y a él acudimos siempre con los sentidos muy abiertos. En Bilbao, como ha reconocido el propio torero, consiguió lo que estaba soñando. Quizá por eso no era muy difícil que irrumpieran los dos pañuelos al tiempo en el palco, recompensa de una obra que por supuesto igual no volveremos a ver. Obras hay que se parecen mucho entre sí, como si ya las hubiéramos observado en otras ocasiones. ¿Alguien ha visto algo parecido a lo que hizo, largo tiempo, Morante con el cuarto de Núñez del Cuvillo?

Este torero es patrimonio de los tiempos. Es torero de épocas porque no hacemos más que desentrañar sus resquicios gallistas, belmontistas, pepeluisitas a veces. Aúna tanto, que lo que le sale, cuando le sale, claro, es una joya. Entre los que le pitaron ignorantes en su inicio todopoderoso por bajo y quienes le hubiéramos dado en ese mismísimo instante las dos orejas hay un término medio, pero me temo que el torero no estaba para términos medios. Y se le notó, y lo celebramos. Su repertorio rebosó de adornos, cierto es, pero también del toreo más firme que exista, así la tanda de naturales de la victoria final. Luego vinieron, obnubilados, los besos de felicitación de sus peones, o de El Juli en el callejón. Y, muy mecida, la salida entre dos hombros por la Puerta Grande.

Le he visto este agosto en El Puerto, sentándose en la gloria; en Málaga, muy por encima de los aburridos sorandos y de un público pelín reticente; y, por la tele, en su larguísimo relato de Bilbao. ¿Y saben qué? Que han quedado colmadas mis aspiraciones como aficionado por esta temporada. Y aún no ha arrancado septiembre, mes prolífico de faenones. Permaneceremos con los sentidos muy abiertos, expectantes, quién sabe, a la revelación de más 'cosas de Morante'.

Artículo: Fernando Bermejo (Subdirector de deportes de EL MUNDO)
Fotografía: Ernesto Naranjo

No hay comentarios: