miércoles, 13 de marzo de 2013

EL ALMA EN LA MIRADA

No hay nada como refugiarse, abstraerse, tras una cámara para poder contemplar y llegar a vislumbrar la realidad. Ojo, que no es lo mismo refugiarse que abstraerse, ni estas dos, son lo mismo que esconderse. No hay que esconderse de nada sino, a veces, alejarse y abstraerse para poder llegar a plasmar una realidad que, a lo peor, a través de las lentes no seríamos capaz de reflejar. ¿Dónde quedaron las miradas prohibidas y el sonrojo? ¿y la ficción es una realidad con lentes?

Quiero separarme de mi instrumento de trabajo, pero hay veces que no puedo, porque sólo a través de el soy capaz de dejar reflejada la actualidad para después poder analizarla. ¿Dónde está el alma? En mis instantáneas antes lograba reflejar el alma. Hay quien piensa, como dice don Rafael Soto Moreno, Rafael de Paula, que "el espíritu santo no sale por la televisión", en cambio yo he llegado a ver fotografías y vídeos de auténtico embrujo a los que sólo le faltaba el sentido del tacto, y si lo hubieran tenido, hubiesen perdido el pellizco, el embrujo, la magia...

Mejor mirar dos veces para intentar descubrir, y vislumbrar un aspecto nuevo en cada mirada, que nos lo den todo hecho, porque no habría magia. La foto perfecta es la que no se hace, porque la emoción no permite hacerla, y si la haces no encuadras la técnica, pero si enfocas con el corazón. Es ahí cuando entra en juego la magia para el espectador. Si la fotografía llega a hacer que dediquemos más de un minuto contemplándola, habrá merecido la pena.

¿Dónde quedó la realidad sin lentes? En un mundo en el que vivímos más pendientes de las redes sociales que de ir a comprar el pan, no hemos de perder de enfoque nunca, que el Facebook no nos da alimento y que el Twitter no hace que nos ingresen la nómina en el banco. El alma se alimenta de miradas, de momentos que nos gustaría que fuesen eternos porque sabemos que son efímeros, de gestos, de palabras. De soslayos de miradas y caricias encarnadas, de palabras que se pierden en el oído y la mente rememora cada instante, de saber escuchar para aprender a mirar, y saber mirar porque sólo así se escucha. El alma a paso de lluvia, el espíritu a ritmo de una verónica de Morante, no se encuentran pero se buscan, se necesitan pero se odian...

¿Dónde quedó el alma? No sé buscarla aunque quiera, no sé encontrarla aunque pueda...


1 comentario:

costalero gruñón dijo...

El alma, Ernesto, me da a mí que está en todas las cosas que hacemos poniendo el corazón al realizarlas...alma tiene una "chicotá" cuando la calle aprieta, alma tiene el verso para la mujer que amamos, alma tienen los besos que damos a nuestros padres y/o hijos, alma tienen tus fotos, y alma tiene el trabajo que se hace por derecho.

Me encanta tu blog, un abrazo desde Granada, ¿tiene alma Granada?...