Tras la temprana amanecida magiar, 5AM, nos levantamos a las 9,00. Donde desayunamos en nuestro apartamento con los alimentos comprados el día anterior en un súper cercano.
Cogimos el metro, y gracias que nada más llegar a Budapest compramos un bono de 72 horas, que hemos tenido que enseñar ya en numerosas ocasiones, y eso que solo hemos hecho dos trayectos. Nos bajamos en Dek Ferenc tér, una zona de grandes hoteles y boutiques de grandes firmas donde no podía faltar un complementario casino. A la vera del Danubio y escoltados por un tradicional bufón-juglar metalizado nos echamos la primera foto del día. Caminando llegamos al Puente de las Cadenas y contemplamos su maravillosa vista y como se alza imponente el castillo de Buda a lo lejos. No cruzamos el puente, seguimos en Pest, para contemplar el parlamento, para lo cual hacemos un montón de cola para que nos revisen los pasaportes y posteriormente nos den un ticket para poder visitarlo a las 17,15 de la tarde.
Mientras tanto y como el calor es acuciante, nos tomamos un refrigerio en una plaza pijuela cercana al Parlamento. Seguimos caminando hasta llegar a la Basilica de San Esteban. La visitamos sorprendiéndonos los mármoles, frescos y cúpulas que se encuentran en su interior, todo decorado con un intacto pan de oro. Como es lógico, San Esteban se encuentra en el altar principal, representado en una imagen de mármol, con una aureola de oro. En el exterior de la basílica se puede observar una leyenda en latín con letras de oro bien grandes "EGO SUM VIA VERITAS ET VITA", que traducido al castellano quiere decir "yo soy el camino, la verdad y la vida".
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