... porque cuesta conciliar el sueño. Ya son noches de verano porque el calor agobia y las sabanas se enredan en las piernas. Ya son noches de verano porque el insecto acude a la luz de tu monitor encendido en la habitación para iluminar la soledad de tu aburrimiento que es tal, que le marcas al insecto el camino que ha de seguir por la TFT moviendo el cursor del ratón, del cuál se asusta y acaba por marcharse, dejándote por consiguiente, como estabas, sólo. En la inmensa soledad de un mundo cibernético vanal al cuál acudes para conseguir rebajar la dósis de tedio que sacude tu organismo como un torrente pasional.
Ya son noches de verano porque el insomnio te incita a pensar y a darle vueltas a todo una, y otra, y otra vez. No hay mejor manera de hacerlo que apoyado en el quicio de tu ventana saboreando el olor, el tacto y el gusto de un buen habano, perdiéndote entre sus espesas cortinas de humo, observando la gente pasar y las actitudes que toma para con sus acompañantes.
Ya son noches de verano porque el calor sacude y el tedio golpea. Ya son noches de verano en mi tierra.
Fotografía: Ernesto Naranjo
Ya son noches de verano porque el insomnio te incita a pensar y a darle vueltas a todo una, y otra, y otra vez. No hay mejor manera de hacerlo que apoyado en el quicio de tu ventana saboreando el olor, el tacto y el gusto de un buen habano, perdiéndote entre sus espesas cortinas de humo, observando la gente pasar y las actitudes que toma para con sus acompañantes.
Ya son noches de verano porque el calor sacude y el tedio golpea. Ya son noches de verano en mi tierra.
Fotografía: Ernesto Naranjo
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