martes, 27 de mayo de 2008

MEDIR LA SUERTE

La décimonovena de San Isidro fue una tarde de errores.

Actuaban tres novilleros, dos de ellos ya lo habían hecho en Madrid, el otro, el albaceteño Juan Luis Rodríguez debutaba en esta plaza. Manuel Ocaña "El Sombrerero" se equivocó en el planteamiento de su primera faena, al dejarse al novillo bastante crudo, acusando esto embistiendo con bastante brusquedad en la muleta, uno de los errores de la tarde.

El mismo error cometió Juan Luis Rodríguez, que no gozó con la aprobación de la parroquia al no ir con la disposición adecuada a Las Ventas, y al no estar bien delante de sus dos enemigos, extrañándose de escuchar algunos pitos procedentes del tendido más crítico de la Plaza. A Madrid hay que ir a estar en novillero, a jugársela, no a estar con demasiadas precauciones.

Madrid se quedó con ganas de ver otra vez a José Manuel Más, pero ayer tarde no pudo triunfar, bien por su primer novillo que no se lo permitió aunque él estuvo por encima de las circunstancias, ó bien por que en el que cerraba plaza, dió órdenes de masacrarlo en el caballo, haciendo el picador hasta la batidora, negándole opción alguna en la muleta.

Dónde mayor numero de equivocaciones se concentraron fue en el cuarto de la tarde, que le correspondía a "El Sombrerero", que le realizó una faena aseada, que no llegó a remontar vuelo de la que podría destacarse un par de series limpias por la derecha, pero nunca para una oreja que le concedió el Sr. López-Pastor, ni mucho menos su enemigo era digno de vuelta al ruedo, no mostró bravura casi por ningún lado, denotó mucha clase y nobleza, pero la bravura casi puede decirse que brilló por su ausencia (siempre al entender del humilde escritor de este blog personal).


Lo que si me enoja es que los quites no se ejecuten con el fin que se crearon, que no es otro que "quitar" al toro del caballo y comprobar como anda de fuerzas, sino para el lucimiento, se pueden hacer las tres cosas sin dejar de hacer las dos esenciales. Hay que ser consecuente con lo comprobado en el quite, es decir, ni dejarlo crudo ni pasarlo de tueste.

Fotografías: Manón e Iván de Andrés.

Pie de Foto 1: Un monosabio observando la suerte de varas.
Pie de Foto 2: La inadecuada vuelta al ruedo del novillo.

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