Abría cartel, un alumno de la Escuela Taurina de Alicante, muy conocido por casi todos los morantistas, ya que él también así se declara, se trata de Gabriel Martínez. Practica un toreo de enjundia y manos bajas, dió muestras de ello desde que tomó el percal y le recetó una serie de verónicas que fueron bastante jaleadas. Llegados a la faena de muleta, poco a poco fue entendiendo al novillo hasta que, llegó a propinar dos buenas series con la derecha y una muy buena con la izquierda, siempre adornada con detalles amorantados. La pena fue su fallo a espadas, que fue la tónica de la tarde, de no ser por ello habría cortado al menos un apéndice.
Rubén Aparicio, el novillero de Argamasilla de Calatrava, que ya apuntaba maneras el pasado año vino a confirmar lo que todos temíamos, que era eso de "Aquí Hay Torero". Comenzó realizando un vistoso quite por lopecinas al novillo de Miguel Gálvez (que quedó casi inédito, necesita más práctica para adquirir una buena técnica). Ya en su novillo no pudo llegar a lucirse en demasía con la capa, lanceando pegado a tablas y a pies juntos a su novillo por verónicas, llegó a recetarle una buena verónica de compás abierto para rematarlo con una media abelmontada. Con la franela en las manos comenzó con unos ayudados por alto para pasar a la mano derecha cogiendo al novillo alante y rematando el derechazo detrás de la cadera. El punto más álgido de la faena llegó cuando se echó la tela a la mano izquierda y toreó al natural, llegando a relajarse y rompiéndose con el novillo, consiguiendo naturales de bellísima factura.
Otra vez volvía repetirse la historia del año pasado: tras una faena de dos merecidas orejas, marraba todo con los aceros, mostrándose nefasto en este aspecto. La faena que realizó hay que llevarla dentro, en cambió la ejecución de la suerte suprema se puede adquirir, así que a hartarse de carretón.
Jesús Arroyo, alumno de la Escuela Taurina de San Fernando, nos dejó bastante contrariados, pues lanceó a su novillo de una manera que no habíamos visto en toda la tarde consiguiendo verónicas de las de verdad: de manos bajas, mentón hundido en el pecho y "pata echá p'alante"; pero al llegar a la muleta parece que se transformara, fundamentando su faena en rodillazos y desplantes, como si de "El Cordobés" se tratara.
Los otros dos actuantes eran Juan José Hernández y Alberto Fernández, de la Escuela Taurina de Ciudad Real. A estos dos les queda mucho por rodar, se mostraron "muy verdes".
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