lunes, 18 de agosto de 2008

LOS TOROS DE ELOY JIMÉNEZ ECHARON ABAJO LA CORRIDA DE REJONES

La desconcertante actuación del ganado de "Eloy Jiménez" marcó los designios de la Segunda de Feria, en la que el paisano Miguel Ángel Martín recibía la alternativa de manos de Fermín Bohórquez con Joao Moura Hijo como testigo. Este ganado no quería jugar con los caballos pero en cuanto veía un capote de lejos allá que iban, y embistiendo incluso con clase, algunos de ellos llegaron a "hacer el avión" al tomar el percal. En resumen todos mansearon después de recibir el primer rejón de castigo, incluso llegaron a tener reacciones de toros como en el espectáculo taurino "El Rodeo en su Salsa".

El miguelturreño Miguel Ángel Martín firmó lo mejor de la tarde frente a su segundo enemigo, después de haber recibido la alternativa. Con su caballo "Lagartijo" (el que se muestra en la fotografía) puso banderillas llegando a torear a caballo, templando bien. Antes el toro llegó a hacer presa, lo que presumimos que fue lo que le enceló con el caballo y no le desengañó como a sus hermanos. Mató con "Barón" de un rejonazo un poco contrario y cortó las dos orejas del que cerraba plaza.

Fermín Bohórquez tuvo que adaptarse a lo que tuvo delante. En su primero bis, porque el primero lo devolvió incomprensiblemente el presidente porque se echó al suelo por manso, no pudo hacer nada destacable tras probar con dos caballos de banderillas pues el toro rehuía. Tiró por la calle del medio y abrevió cogiendo un caballo nuevo para pasar a ejecutar la suerte suprema. En su segundo lo más destacable fue un par de banderillas a dos manos, las dos orejas que le fueron concedidas no nos las explicamos.

Joao Moura tuvo que prácticar un toreo a caballo similar frente a sus dos enemigos, poco más que tuvo que lanzarle las banderillas, pues los toros se afincaron en tablas y no había caballo ni peón que lo sacara de allí. Volvimos a sorprendernos cuando el público pide la oreja y el presidente, como debe hacer, concede porque había petición mayoritaria. Ciudad Real se convirtió ayer más que nunca en una "Plaza de Carros".

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