Tengo una gran amiga que es del Atlético de Madrid, sólo con decir que es del Atleti, ustedes se hacen una idea del nivel de fanatismo que tiene, puesto que de todos es sabido que el que es de ese equipo, sufre mucho, pero vive con pasión. Con mucha pasión. Desde que la conozco, no paro de hacer comparaciones y de preguntarme si lo mío con los toros es lo mismo. Permítanme reflexionar sobre lo que yo considero mi pasión y mi madre considera un castigo (para ella, claro está…). No me avergüenza decir que si veo toros desde pequeña es porque comencé por seguir las andaduras de un Juli novillero y cuya primera actuación vi en la Glorieta, precisamente antes de tomar la alternativa en Nimes, que me enamoraba tanto fuera como dentro del ruedo, jaja (y que hoy ha llegado a ser el Rey del toreo y yo, puedo decir que he vivido su crecimiento y su llegada al trono). Y no me avergüenza porque fue capaz de hacer crecer en mí una afición que a mi entender es de las más bonitas y sanas del mundo y hoy en día es para mí una forma de vivir, si me lo quitan, ¡me muero!.
Pues de pasiones va la cosa, porque entonces, si a mi amiga le quitan su Atleti y a mí me quitan los toros (o ‘mi’ Morante, por concretar un poco y se hagan mejor idea), nos faltaría una pieza fundamental, nuestro sentir. Ella, mi amiga, me explica con gran emoción cada partido de su equipo de su alma, y yo, le cuento emocionada cómo vi la faena de Morante de dos orejas y rabo en Cantalejo! Ni yo tengo idea de fútbol, ni ella de toros, pero compartimos la pasión y nos sentimos comprendidas fuera de ellas, lo que no tiene mérito es que se lo cuente y me entienda quien comparte conmigo esos momentos, puesto que se sobreentiende que esas tardes ya vivimos el momento juntas. No quita para que sea maravilloso el poder hacerlo, pero lo que tiene mérito es lo de Cris.
¿Y a dónde quiero llegar con todo esto de las pasiones? Pues tan fácil o tan difícil como a que para intentar llegar a ser feliz (no es seguro que se consiga, por supuesto), hay que tener una pasión. Pasión de enamorado, de enamorado de lo que consideras una afición o una forma de vivir. Y punto. Sentencio. Si no es así, si no la tienen, mal vamos. Desde aquí a los que la compartan conmigo, la de esta fiesta tan bonita, que lo pregonen, que estamos en horas bajas, que tenemos que defender esto como sea. Hay que espabilar, refrescar la fiesta, dejarnos de tópicos de peineta y mantilla, buscar lo novedoso e innovar, además, claro está, de no dejarnos avasallar por unos cuantos políticos que nos quieren quitar nuestra pasión.
Mi amiga Cris no se imagina una vida sin el Atleti, yo no imagino una vida sin toros, creo que muchos de los que ahora están leyendo esto, no se la imaginan tampoco. Pero los cambios han de llegar, no sirve de nada el indulto de un toro de Valdefresno en la Monumental de Barcelona tres días después de la prohibición de los toros en Cataluña, si el empresario no ha hecho lo imposible para que esa plaza esté a ‘revientacalderas’ (que regale las entradas si hace falta) y no con un tercio de entrada como estaba. Así no se hacen las cosas con pasión, así no tiramos de esto ‘pa'lante’. Cris iría a ver los partidos del atleti, para que me entiendan, aunque jugase en regional preferente (¿se dice así?). Vamos a poner más pasión a todo lo que hagamos.
Pues de pasiones va la cosa, porque entonces, si a mi amiga le quitan su Atleti y a mí me quitan los toros (o ‘mi’ Morante, por concretar un poco y se hagan mejor idea), nos faltaría una pieza fundamental, nuestro sentir. Ella, mi amiga, me explica con gran emoción cada partido de su equipo de su alma, y yo, le cuento emocionada cómo vi la faena de Morante de dos orejas y rabo en Cantalejo! Ni yo tengo idea de fútbol, ni ella de toros, pero compartimos la pasión y nos sentimos comprendidas fuera de ellas, lo que no tiene mérito es que se lo cuente y me entienda quien comparte conmigo esos momentos, puesto que se sobreentiende que esas tardes ya vivimos el momento juntas. No quita para que sea maravilloso el poder hacerlo, pero lo que tiene mérito es lo de Cris.
¿Y a dónde quiero llegar con todo esto de las pasiones? Pues tan fácil o tan difícil como a que para intentar llegar a ser feliz (no es seguro que se consiga, por supuesto), hay que tener una pasión. Pasión de enamorado, de enamorado de lo que consideras una afición o una forma de vivir. Y punto. Sentencio. Si no es así, si no la tienen, mal vamos. Desde aquí a los que la compartan conmigo, la de esta fiesta tan bonita, que lo pregonen, que estamos en horas bajas, que tenemos que defender esto como sea. Hay que espabilar, refrescar la fiesta, dejarnos de tópicos de peineta y mantilla, buscar lo novedoso e innovar, además, claro está, de no dejarnos avasallar por unos cuantos políticos que nos quieren quitar nuestra pasión.
Mi amiga Cris no se imagina una vida sin el Atleti, yo no imagino una vida sin toros, creo que muchos de los que ahora están leyendo esto, no se la imaginan tampoco. Pero los cambios han de llegar, no sirve de nada el indulto de un toro de Valdefresno en la Monumental de Barcelona tres días después de la prohibición de los toros en Cataluña, si el empresario no ha hecho lo imposible para que esa plaza esté a ‘revientacalderas’ (que regale las entradas si hace falta) y no con un tercio de entrada como estaba. Así no se hacen las cosas con pasión, así no tiramos de esto ‘pa'lante’. Cris iría a ver los partidos del atleti, para que me entiendan, aunque jugase en regional preferente (¿se dice así?). Vamos a poner más pasión a todo lo que hagamos.
Fotografía: Ernesto Naranjo
1 comentario:
Lo comentaba con un querido amigo este verano, mientras nos remojábamos en la piscina del hotel Santa María, del Puerto. Nos apasionan las cofradías y en general todas las cosas de Sevilla, disfrutamos y sufrimos con/a nuestros equipos; pero lo de los toros..., si nos quitaran los toros no sé qué sería de nosotros.
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